Sila es una de las figuras más polémicas de la historia de la república romana. Fue un brillante general, carismático lider y político visionario, pero también un despiadado enemigo, cruel verdugo y dictador implacable. Los objetivos de su vida fueron la obtención de la gloria personal y la preservación del orden oligárquico que garantizaba a algunas familias aristocráticas el control del Estado romano. Para conseguir estos fines consideró legítimo recurrir a los medios más extremos, convirtiéndose en el primer comandante en utilizar las legiones para tomar violentamente la ciudad de Roma e imponer su voluntad política por la fuerza de las armas. Fue también el primero en hacer de la violencia una herramienta central en la lucha política, persiguiendo incansablemente a sus enemigos hasta darles muerte sin piedad ni consideración alguna, como lo ilustran las célebres proscripciones. La ironía es que la constitución oligárquica que Sila se esforzó por proteger sucumbiría finalmente a las mismas armas que éste había diseñado para defenderla.
Según Plutarco, Sila se hizo erigir un monumental sepulcro en el campo de Marte. El mismo estaba decorado con una inscripción en que el dictador afirmaba que nadie le había ganado ni en hacer el bien a sus amigos ni el mal a sus enemigos.
Podéis leer un breve resumen de la carrera de Sila en esta entrada de mi blog monedas antiguas.
2 comentarios:
Grande Sila, pero más grande Mario!
Yo considero que Sila era mejor que Mario, sin quitarle méritos al gran general que fue Cayo Mario.
Publicar un comentario