lunes, 28 de septiembre de 2009

Cincinnati y la Roma Antigua


Cincinato deja el arado para asumir la dictadura


Las conexiones históricas son muchas veces sorprendentes. Uno podría preguntarse qué relación existe entre la tercera ciudad del Estado de Ohio y la historia de la Roma antigua. La respuesta sería, una relación estrecha.

La ciudad norteamericana de Cincinnati fue un centro urbano muy importante en el siglo XIX y sigue, en la actualidad, siendo relevante por su historia y cultura. Cincinnati fue fundada en 1788 por John Cleves Symmes y el coronel Robert Patterson. El agrimensor John Filson (más famoso por ser el autor de Las aventuras del coronel Daniel Boone) la bautizó oficialmente "Losantiville", nombre construido combinando cuatro términos, cada uno de un idioma diferente, con el significado conjunto de "la ciudad frente a la desembocadura del río Licking. " Ville en francés significa "ciudad", anti en griego "opuesto", os en latín significa "boca", y "L" fue todo lo que se incluyó de "Licking River". No puede sorprender que este horripilante engendro fuera dejado rápidamente de lado y que en 1790 la ciudad fuera rebautizada. Arthur St. Clair, el gobernador del Territorio del Noroeste, cambió entonces el nombre de la población por "Cincinnati", en honor de la “Sociedad de los Cincinatos”, de la que era miembro. La Sociedad de los Cincinatos es (pues todavía existe – aquí podéis ver su página web) una organización histórica con sucursales en los Estados Unidos y Francia, fundada en 1783 para preservar los ideales y el compañerismo de los oficiales de la Guerra de la Independencia (de los EE.UU.) y para presionar al gobierno para cumplir con las promesas que había hecho a los oficiales que lucharon en ella. A fines del siglo XIX, la sociedad tenía como uno de sus objetivos fundamentales honrar la figura de George Washington, a quien se comparaba con la legendaria figura del general romano Cincinato.


Estatua de Cincinato en Cincinnati


Lucio Quincio Cincinato (519 a.C. - 430 a.C.) fue un aristócrata romano, que sirvió como cónsul en el 460 a.C. y como dictador en el 458 y 439 a. C.
Cincinato fue considerado por los romanos como un modelo de virtud patriótica y modestia política. Un opositor persistente de los plebeyos, cuando su hijo fue condenado en rebeldía y condenado a muerte, Cincinato fue obligado a vivir en circunstancias humildes, trabajando en su propia granja. Tras una serie de derrotas frente a los ecuos, Cincinato fue llamado a servir como dictador, un puesto que le permitía asumir la totalidad de los poderes del Estado, pues se creía que era el único capaz de hacer frente a la amenaza. Tras obtener una victoria completa sobre los enemigos, Cincinato, lejos de sacar provecho de su posición para vengarse de sus enemigos políticos, renunció a su puesto y regresó a trabajar su granja. Este renunciamiento fue ensalzado por la tradición romana como ejemplo de un liderazgo excepcional, que colocaba a la virtud al servicio de un bien común. Como ejemplo, también, de estricto respeto constitucional y de modestia y desinterés en el ejercicio del poder público.

La leyenda de Cincinato carece, muy probablemente, de una base histórica. La misma nos informa más sobre la imagen ideal que de sí mismos tenían los aristócratas romanos que sobre la historia del siglo V a.C. Pero en la historia son con frecuencia esas imágenes ideales y no los hechos reales los que ejercen mayor influencia.

viernes, 4 de septiembre de 2009

La crisis de la polis – consideraciones generales


Esta entrada está pensada, en primer lugar, como una pequeña ayuda a mis alumnos universitarios pero creo que puede ser de interés para todos los lectores del blog. En esta página discuto normalmente sobre temas relacionados con la historia de Roma, el latín y el humanismo. De más está decir que hay una continuidad clave entre esa tradición y los logros del pueblo griego. De hecho, una de las contribuciones más importantes del mundo romano fue la de transmitir a territorios más amplios el legado cultural griego, añadiéndole, por supuesto, su impronta.

La pólis clásica - politeia, eleutheria, nomos

Los grandes aportes de la cultura griega clásica, la filosofía, el drama, la teoría política, la historiografía, etc. Son productos de un contexto muy peculiar, la pólis, es decir la forma de organización estatal propiamente griega. La polis es una forma de organización con características muy peculiares, completamente diferentes de las formas estatales que habían surgido en Oriente, que siempre habían culminado en estructuras de poder concentradas, fueran éstas teocráticas o monárquicas. La gran contribución de la polis al desarrollo político del mundo mediterráneo fue el concepto de ciudadanía. Es, de hecho, importante destacar que el concepto griego de polis no debe traducirse por “ciudad”, ni tampoco por “ciudad estado”, polis designa al estado propiamente dicho, pero no como territorio, sino como la suma de los ciudadanos (politai). El concepto de ciudadanía (una de las formas en que puede traducirse el término politeia) fue, por supuesto, un desarrollo gradual, resultado de la paulatina extensión de la participación política que, de estar centrada en el rey en la época oscura, pasó a la aristocracia en la época arcaica, a los hoplitas y a la democracia en la época clásica. Las póleis griegas de la época clásica presentan gran diversidad de formas, pero un elemento central en la mayoría de ellas es la participación directa en la dirección del Estado de grupos relativamente amplios de los propietarios del suelo. En algunos casos, la misma quedará restringida a terratenientes (oligarquía), en otros, se hará extensiva a sectores campesinos (timocracia – democracia hoplita). Sólo en algunos lugares llegará esa participación a hacerse extensiva a los trabajadores desposeídos (thetes), se trata de la democracia radical.


Hoplitas griegos

Los otros dos grandes aportes de la polis como forma estatal son los conceptos de libertad y de ley, eleutheria y nomos. Estos conceptos no registran precedentes directos en las formas políticas del oriente y son indisociables de la idea de ciudadanía. La concepción griega de nomos es muy diferente de las concepciones legales de los reinos orientales, la ley no es el resultado inamovible de una revelación divina, ni la expresión de una voluntad monárquica, es, por el contrario, el producto de un acuerdo colectivo que refleja los intereses y el bienestar de la comunidad y que es susceptible de ser alterado si, por alguna razón, deja de reflejarlo. De hecho, el concepto de nomos designa en el pensamiento griego a un orden en el cual cada individuo recibe lo que le corresponde.

La crisis de la pólis

A fines del siglo V una serie de complejos procesos históricos generan condiciones que harán entrar a la polis, como forma estatal, en crisis. La concentración del poder militar en algunos pocos estados hegemónicos genera unidades de poder que exceden el marco estatal de la polis. Los diferentes tipos de ligas y alianzas entre póleis que surgirán entonces no lograrán, sin embargo, crear un marco estable para esas nuevas realidades de poder. Por otra parte, los efectos negativos de las reiteradas guerras sobre la economía deterioran la base campesina de las póleis, acentuando las diferencias sociales internas y, con ellas, los conflictos y tensiones entre terratenientes y desposeídos. Ambos factores generarán en el siglo IV las condiciones que posibilitarán el desplazamiento de las póleis por estados territoriales más amplios, pero con el poder concentrado en un monarca y una reducida aristocracia de oficiales militares.


Hoplita espartano

La crisis de la polis no es, sin embargo, sólo el resultado de un proceso de concentración de la propiedad. Factores militares desempeñan aquí un papel clave. La pólis tiene en el campesino ciudadano su base social. Ese campesino es, al mismo tiempo, el hoplita que integra el ejército de la pólis. Por sus mismas condiciones de existencia, el hoplita es un soldado amateur o semi dedicado, que sólo puede prestar sus servicios por períodos limitados. En el siglo IV, se produce en Grecia un fenómeno generalizado de profesionalización militar, visible en el papel preponderante que asumen las fuerzas mercenarias. Este desarrollo será llevado a su última expresión por el ejército macedónico de Filipo que demostrará su superioridad sobre las fuerzas hoplíticas de las póleis en la batalla de Queronea (338 a.C.)


Falange macedónica