En el mes de septiembre pasado se cumplieron 2500 años de la gran batalla que enfrentó a atenienses y persas en la planicie de Maratón en el Ática y definió el resultado de la Primera Guerra Médica.
El ejército de Atenas era superado ampliamente en número por el enemigo, quien además disponía de abundantes fuerzas de caballería. A pesar de su desventajosa situación, los griegos sorprendieron a los persas extendiendo sus líneas en el centro pero manteniendo la fuerza de las alas para evitar un movimiento envolvente. Los hoplitas griegos realizaron, además, una larga carga de más de un kilómetro para entrar en combate antes de lo que los persas lo esperaban. El delgado centro griego retrocedió ante la presión de los persas, que habían colocado allí sus mejores tropas, pero sus alas hicieron huir al enemigo y se volvieron contra el centro persa que quedó rodeado. La victoria ateniense fue completa, mientras que sus fuerzas padecieron sólo 192 bajas, los persas perdieron unos 6500 hombres. Los invasores, sin darse todavía por vencidos, embarcaron nuevamente a los restos de su ejército e intentaron un desembarco en Atenas, pero los atenienses marcharon hacia allí a toda velocidad e hicieron fracasar una vez más sus planes, no quedándoles más que abandonar Grecia.
La batalla de Maratón fue, sin duda, uno de los acontecimientos trascendentales de la historia universal. El inesperado triunfo de los hoplitas atenienses liderados por Milcíades definió el curso de la historia occidental al garantizar la independencia de las póleis griegas frente a la avanzada del imperio persa. Los grandes aportes de la cultura griega clásica, la filosofía, el drama, la teoría política, la historiografía fueron productos propios del estilo de vida en la pólis, una forma de organización con características muy peculiares, completamente diferentes de las formas estatales que habían surgido en Oriente, que siempre habían culminado en estructuras de poder concentradas como la de Persia. La gran contribución de la polis al desarrollo político del mundo mediterráneo fue el concepto de ciudadanía. Las póleis griegas de la época presentaban gran diversidad de formas, pero un elemento central en la mayoría de ellas era la participación directa en la dirección del Estado de grupos relativamente amplios de los propietarios del suelo. Atenas era el caso más extremo, en el que las reformas de Clístenes habían creado, un par de décadas antes de la batalla, un sistema de participación política de todos los ciudadanos, sin importar su posición o riqueza. Si los atenienses hubieran sido derrotados en Maratón, eso habría significado el fin de este experimento democrático. En efecto, el último tirano ateniense, el cruel Hipias, que se había exiliado en Persia, era uno de los incitadores de la invasión y acompañaba a las tropas persas actuando como guía y consejero, aspirando a recuperar su antigua posición tras una eventual victoria.
Maratón fue un gran triunfo de la joven democracia griega, que llena de confianza en sí misma iniciaría el camino que la llevaría a transformarse en una potencia marítima y en el centro cultural de Grecia. Los persas no se habían resignado a esta situación e intentarían nuevamente someter a los griegos, pero esa es ya otra historia.
1 comentario:
Buen artículo!
Publicar un comentario