No estamos nunca concentrados en nosotros mismos, siempre permanecemos más allá: el temor, el deseo, la esperanza nos empujan hacia lo venidero y nos alejan de la consideración de los hechos actuales, para llevarnos a reflexionar sobre lo que acontecerá, a veces hasta después de nuestra vida. Calamitosus est animus futuri anxius.
El siguiente precepto es muy citado por Platón: «Cumple con tu deber y conócete.» Cada uno de los dos miembros de esta máxima envuelve en general todo nuestro deber, y el uno equivale al otro. El que hubiera de realizar su deber, vería que su primer cuidado es conocer lo que realmente se es y lo que mejor se acomoda a cada uno; él que se conoce no se interesa por aquello en que nada le va ni le viene; profesa la estimación de si mismo antes que la de ninguna otra cosa, y rechaza los quehaceres superfluos y los pensamientos y propósitos inútiles. Así como la locura con nada se satisface, así el hombre prudente se acomoda a lo actual y nunca se disgusta consigo mismo.
Michel de Montaigne
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