πόλλ' οἶδ' ἀλώπηξ, ἐχῖνος δ'ἓν μέγα - Multa novit
vulpes, verum echinus unum magnum
El zorro sabe muchas cosas, el erizo una sola gran cosa
La frase corresponde a un fragmento de la obra del poeta
griego arcaico Arquíloco (c.680-c.645 a.C.). La conocemos porque es repetida
por diversos autores (Plutarco y Ateneo, entre otros) como un proverbio famoso.
La versión latina citada arriba corresponde, a su vez, a Erasmo, quien la
incluyó en su famosa colección de adagios.
La frase hace referencia a que el zorro, con toda su astucia
y versatilidad, es derrotado por el erizo, que, si bien tiene una única
defensa, es una muy efectiva. Esto puede verse como un argumento general a
favor de la especialización, o en defensa de la idea de que a veces es mejor
actuar con decisión siguiendo un único plan antes que apostar a muchas
opciones. Ese es el mensaje de una fábula de Esopo que se considera relacionada
con el proverbio: "El zorro y el gato". En la fábula, un gato y un
zorro discuten sobre quién sabe más trucos. El zorro se jacta de que él tiene
muchos; el gato confiesa tener sólo uno. Cuando llegan los cazadores con sus
perros, el gato decide rápidamente subir a un árbol, mientras que el zorro permanece
indeciso sobre cuál opción seguir y es capturado por los perros.
La frase de Arquíloco es conocida
hoy sobre todo porque Isaiah Berlin la tomó como título y punto de partida de
su célebre ensayo sobre la idea de la historia en Tolstoy. Según Berlin, es
posible dividir a los intelectuales y escritores en dos grandes grupos, los
zorros y los erizos. Los primeros serían aquellos que comprenden el mundo sobre
todo a partir de una única gran idea o teoría; los segundos, en cambio,
aquellos que se nutren de una gran variedad de experiencias y concepciones que
no pueden reducirse a un único concepto. Entre los erizos, Berlin incluye a figuras
como Dante, Platón, Lucrecio, Pascal, Hegel, Dostoyevsky, Nietzsche o Marx. A
su vez, entre los zorros, a Heródoto, Aristóteles, Montaigne, Erasmus, Molière,
Goethe, Pushkin o Balzac. El argumento central del ensayo es que Tolstoy es un
caso especial porque es un zorro que cree ser un erizo.
Confieso mi completa preferencia por los autores que Berlin
clasifica como zorros. Muchos de mis favoritos se encuentran en su lista. Por
el contrario, nunca he podido soportar por mucho tiempo la lectura de las obras
de los erizos, con la única excepción de Lucrecio.
1 comentario:
Genial
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