domingo, 1 de agosto de 2010

Si no has leído a Cicerón, entonces te felicito

Te felicito, porque todavía te queda reservado en esta vida el inmenso placer de leer sus obras por primera vez.

Cicerón es, sin duda, el verdadero padre del humanismo, uno de los máximos exponentes de la prosa latina y un convencido creyente en el poder de las palabras, del discurso, como máxima manifestación del espíritu. Pero no es por esto último que recomiendo su lectura, sino porque se trata, según creo, de un de los mayores goces que puedan alcanzarse sobre la tierra. Es cierto que sobre gustos no debe discutirse (de gustibus non est disputandum), pero si has llegado hasta esta recóndita página movido por algún interés en su contenido, es muy probable que puedas disfrutar de la lectura de Cicerón de la misma forma en que yo lo he hecho.

Para terminar de convenceros, aquí os dejo el inicio de una de sus obras más bellas, el diálogo sobre el orador junto con un link a una página en la que podréis encontrar el texto completo. Si lo leéis, hacedme saber qué os pareció.

Diálogo sobre el orador - Prefacio I:

Trayendo yo muchas veces a la memoria los tiempos antiguos, siempre me han parecido muy felices, oh hermano Quinto, aquellos hombres que habiendo florecido en la mejor edad de la república, insignes por sus honores y por la gloria de sus hechos, lograron pasar la vida sin peligro en los negocios o con dignidad en el retiro. Ha llegado el tiempo en que a todos parecería justo (y sin dificultad me lo concederían) que yo comenzase a descansar y aplicar el ánimo a nuestros estudios predilectos, cesando ya en mi vejez el inmenso trabajo de los negocios forenses y la asidua pretensión de los honores. Pero esta esperanza y propósito mío se han visto fallidos por las calamidades públi cas y por mi varia fortuna. Donde pensé hallar tranquilidad y sosiego, me asaltó un torbellino de cuidados y molestias. Ni por más que vivamente lo deseaba, pude dedicar el fruto de mis ocios a cultivar y refrescar entre nosotros aquellas artes a que desde la infancia me he dedicado. Ya en mi primera edad asistí a aquella revolución y trastorno del antiguo régimen; llegué al Consulado en medio de confusiones y peligros, y desde el consulado hasta ahora he tenido que luchar con las mismas olas que yo aparté de la república y que luego se alborotaron contra mí. Pero ni la aspereza de mi fortuna ni lo difícil de los tiempos serán parte a que yo abandone los estudios y no dedique a escribir todo el tiempo que me dejen libre el odio de mis enemigos, las causas de mis amigos o el interés de la república.

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1 comentario:

teset dijo...

Hola, he empezado a leer y me ha encantado. La obra de cicerón es inmensa, podrías recomendar otras obras que creas imprescindibles y fuentes a ellas en español? (eso te podría dar para otro post :-))