Una de las inscripciones más
famosas del África romana (CIL 8.11824 = ILS 7457) es la que contiene el
extenso epitafio en verso de una persona que ha llegado a ser conocida en la
bibliografía especializada con el título de “el segador de Mactar” (Harvester of Mactar, Le moissonneur de Mactar).
Mactar era una típica ciudad provincial, un pequeño pero
próspero centro rural ubicado justo en la columna vertebral montañosa que
divide las regiones norte y sur de la actual Túnez. En el período de los
Antoninos y los Severos la comunidad experimentó un auge notable que se reflejó
en un verdadero “boom” de grandes construcciones cívicas.
El epitafio del segador fue descubierto
en 1883 en el entorno urbano de Mactar y se encuentra actualmente en el museo del Louvre. La piedra en la que estaba grabado el
texto de la inscripción es una estela rectangular de poco más de un metro de
altura y alrededor de medio metro de ancho (véase la imagen a la izquierda). El texto está grabado en una letra
elegante que imita concientemente una caligrafía común en libros.
Tradicionalmente, la inscripción
fue ubicada temporalmente en el período de los Antoninos y los Severos, dado
que se consideraba que su extraordinaria historia de ascenso social no habría
sido posible en un período posterior. Sin embargo, en su reciente libro
Bringing in the Sheaves: Economy and Metaphor in the Roman World, Brent D. Shaw ha argumentado convincentemente que
procedería de la segunda mitad del siglo IV d.C. o incluso más tarde. La nueva
datación refuerza la imagen defendida por varias investigaciones de las últimas
décadas sobre la prosperidad de la región durante la Antigüedad tardía.
Como no existe, hasta donde pude ver, una traducción
española del texto disponible online, os dejo aquí una rápida mía:
paupere progenitus lare sum paruoq.
parente,
cuius nec census neque domus fuerat.
ex quo sum genitus, ruri mea uixi
colendo:
nec ruri pausa nec mihi semper erat.
et cum maturas segetes produxerat
annus,
demessor calami tunc ego primus eram.
falcifera cum turma uirum processerat
aruis,
10 seu Cirtae Nomados seu louis arua
petens
demessor cunctos ante ibam primus in
aruis
pos[t] tergus linquens densa meum
gremia
bis senas messes rabido sub sole
totondi
ductor et ex opere postea factus eram.
undecim et
turmas messorum duximus annis
et Numidae campos nostra manus secuit.
hic labor et uita paruo cont(ent)a
ualere
et dominum fecere domus, et uilla
paratast
et nullis opibus indiget ipsa domus.
20 et nostra uita fructus percepit
honorum,
inter conscriptos scribtus(sic) et ipse
fui.
ordinis in templo delectus ab ordine
sedi
et de rusticulo censor et ipse fui.
et genui et uidi iuuenes carosq(ue)
nepotes.
25uitae pro meritis claros transegimus
annos,
quos nullo lingua crimine laedit atrox.
discite
mortales sine crimine degere uitam:
sic
meruit, uixit qui sine fraude, mori.
|
Nací en un hogar humilde y de un padre
pobre,
Que no poseía fortuna ni casa.
Desde que nací, viví en el campo
cultivando los míos
Y nunca había descanso ni para los
campos ni para mí.
Y cuando el año había generado la mies
madura,
Entonces yo era el primero en segar la
paja.
Cuando la turba de hombres que portaban
la hoz avanzaba por los campos
Y se dirigía a los terrenos de Cirta de
Numidia o de Júpiter
Yo iba primero por los campos delante
de todos los demás segadores
Dejando el denso conjunto detrás de mi
espalda.
Corté dos veces seis cosechas bajo el
ardiente sol
Y luego fui promovido de segador a
conductor
Por once años conduje un grupo de
segadores
Y nuestra mano cortó los campos númidas
Este trabajo y mi frugal estilo de vida
me beneficiaron
Y me hicieron dueño de una casa y me
proporcionaron una hacienda
Y esa misma casa no carece de ninguna
riqueza
Y mi vida obtuvo el fruto de los
honores
Y yo mismo fui incluido entre los
decuriones.
Elegido por el orden de los decuriones
me senté en el templo del orden
Y de un simple campesino llegué a ser
un censor.
Engendré y vi crecer a mis hijos y
queridos nietos
Y por los méritos de mi vida transité
años distinguidos
A los que ninguna mala lengua ha herido
con un reproche.
Aprended, mortales, a transitar una
vida sin reproche,
Así mereció morir el que vivió sin
engaños.
|
La historia aquí relatada es clara y sorprendente. Nuestro segador pasó de ser un trabajador manual ubicado en los escalones más bajos de la sociedad romana a ser un pequeño notable local, traspasando de esta forma la rígida frontera que separaba a las cateorías socio-jurídicas de humiliores y honestiores. Por supuesto, el gran problema desde el punto de vista de la historia social es determinar que tan común o excepcional fue en el Bajo Imperio Romano un ascenso social de este tipo.
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