El logo de la imprenta de Blaeu
Durante el siglo XVII, la joven
república de Holanda vivió un período de intenso florecimiento económico,
político y cultural, designado hoy habitualmente como la “Edad de Oro”
holandesa. Una de las facetas de ese florecimiento fue el desarrollo, en
ciudades como Ámsterdam y Leiden, de una verdadera “industria” editorial, con
centenares de imprentas que alimentaban el mercado de libros local y exportaban
hacia todos los países de Europa. El clima de relativa tolerancia imperante y
la casi total ausencia de censura hacían que los autores más exitosos de todos
los países del continente publicaran sus obras con imprentas holandesas. Así lo
hicieron, por ejemplo, entre muchos otros, Descartes, Thomas Hobbes y Galileo.
Los inicios
Una de las imprentas más
interesantes de esta época es la que sería fundada en Ámsterdam por Willem
Jansz Blaeu (1571-1638) y luego continuada por su hijo Joan Blaeu (ca.
1598/99-1673), que se especializaría en la producción de mapas y atlas, y
alcanzaría una reputación mundial.
Willem Jansz Blaeu provenía de
una familia especializada en el tráfico de arenques. Sin embargo, esta
actividad no satisfacía al joven Willem, cuyo interés principal era la
matemática. Sus talentos deben haber sido considerables, pues logró ser
aceptado por el gran astrónomo danés Tycho Brahe como uno de sus discípulos en
su observatorio de Uraniborg, en la isla danesa de Ven. Su estadía sería breve,
pero Blaeu se perfeccionaría allí en la producción de globos terráqueos y también
de instrumentos astronómicos y de navegación. En 1599, Blaeu abrió en Ámsterdam
su propio negocio dedicado a la producción de estos objetos, a los que pronto
añadiría la impresión de mapas y libros
.
A principios del siglo XVII, Amsterdam
era el corazón de una red de comercio internacional en constante expansión. Allí
se encontraban presentes todas las condiciones para iniciar un próspero negocio
como cartógrafo: contactos internacionales, medios financieros y un mercado con
gran demanda. No sólo había suficientes marineros y comerciantes que necesitan
medios confiables que los asistieran en la navegación, sino que también muchos ciudadanos
acomodados tenían curiosidad por el mundo más allá de los océanos y estaban
dispuestos a gastar en mapas y globos con representaciones de la tierra
y el cielo. Bajo estas condiciones, el negocio de Blaeu creció rápidamente y
fue muy exitoso.
Mapa de Europa por Blaeu -1608
Blaeu introdujo mejoras
sustanciales en las partes móviles de la prensa de impresión, haciendo su
trabajo más rápido y eficiente. Su firma empleaba los mejores grabadores y
tipógrafos y su papel era de excelente calidad. Publicó obras de todo tipo,
pero su reputación internacional fue producto sobre todo de sus mapas sueltos y
atlas.
Los mapas de Blaeu se consideran
entre las obras maestras más influyentes y artísticas de la gran era de la
cartografía barroca. La publicación de la primera serie de sus mapas murales en
1608 cimentó su fama. El uso de mapas como tapices en las casas holandesas
contemporáneas iba, sin duda, más allá del deseo de información geográfica. Los
mapas eran verdaderos símbolos de estatus que debían demostrar a los visitantes
los conocimientos y el poder económico del dueño de casa. Los mapas de Blaeu
aparecen incluso como decoración en famosas pinturas de Vermeer.
Óleo de Vermeer "El soldado y la muchacha que ríe" Mapa de Blaeu sobre la pared
Empresario - Científico
Blaeu publicó su primer atlas en 1630 y a este le seguirían rápidamente nuevas ediciones. Parece claro que en Blaeu el
empresario dominaba al científico. El énfasis en su producción editorial y
cartográfica se ubicaba en la maximización de las ganancias, sacrificando
ocasionalmente en aras a este fin la precisión científica o la novedad de sus
producciones. Un factor importante en ello era la dura competencia en el
mercado editorial y cartográfico holandés, representada sobre todo por Jan
Janssonius, cuyos mapas y atlas podían rivalizar en calidad y atractivo con los
de Blaeu. Éste último no dudaría en usar todo tipo de recursos para mantener su
ventaja, comprando incluso de manera polémica en subastas las planchas de cobre
con los mapas grabados de sus competidores.
El nombramiento de Blaeu en 1633
como cartógrafo oficial de la Compañía holandesa de las Indias Orientales (VOC)
representó un gran triunfo, pues esta posición le garantizaba acceso
privilegiado a la nueva información geográfica obtenida por los navegantes, lo
que le permitía actualizar sus mapas más rápido que sus competidores
Carta de navegación elaborada para la VOC - 1669
Tras la muerte de Willem Jansz
Blaeu en 1638, el negocio siguió adelante bajo la dirección de sus hijos, Joan
y Cornelis, que continuaron y ampliaron los ambiciosos planes de su padre. Después
de la muerte de Cornelis en 1644, Joan continuó el negocio solo y estableció su
propia reputación como un gran creador de mapas. Joan había estudiado leyes en
Leiden pero había pasado la última década antes de la muerte de su padre colaborando
con él en tareas cada vez más importantes del negocio.
En 1638, Joan fue confirmado como
el nuevo cartógrafo de la Compañía de las Indias Orientales. La posición se
había vuelto muy rentable porque, además de un salario fijo, Blaeu recibía una
paga generosa por cada mapa o carta de navegación proveída y la compañía
necesitaba más de una decena para cada uno de sus barcos. Además, Joan seguía
contando con acceso privilegiado a la información sobre nuevos descubrimientos.
Portada de la edición española del Atlas Maior
El Atlas Maior
Para superar definitivamente a su
competidor Janssonius, Blaeu inició en la década de 1660 la publicación del
atlas más ambicioso jamás producido, que pretendía ser una descripción completa
de todo el mundo en un nivel de detalle hasta entonces desconocido, e incluir,
además, descripciones de los océanos y los cielos. De todos modos, los
volúmenes con estos últimos contenidos no llegarían nunca a publicarse.
Para llevar adelante el proyecto
de este atlas, Blaeu tuvo que invertir enormes sumas de capital, liquidando
todo su stock de libros no cartográficos para reunir fondos. Blaeu invirtió prácticamente
todos los recursos a su disposición, por lo que la empresa implicaba un gran
riesgo.
En 1662 apareció la edición
latina (
Atlas maior,
sive Cosmographia Blaviana, qua Solum, Salum, accuratissima describuntvr) en once volúmenes y con
aproximadamente 600 mapas, destinada a la elite culta de toda Europa. En los
próximos años, se sumaron ediciones en francés y holandés de doce y nueve
volúmenes, respectivamente. También se produjo una edición alemana en diez
volúmenes mientras que una edición española quedó sin terminar. La edición
latina fue la de mayor tirada, con unos 650 ejemplares. El número total de
hojas de texto impresas en todas las ediciones fue superior a los cinco
millones, mientras que se imprimieron más de un millón de grabados con mapas y otras ilustraciones.
El Atlas Maior fue el libro de
mayor valor impreso en el siglo XVII. La edición común sin colorear se vendía
por 350 florines, mientras que la coloreada por 450. Hay que tener en cuenta
que por 500 florines podía por aquel entonces comprarse en Ámsterdam una casa.
A pesar de su elevado precio, el Atlas Maior fe un gran éxito de ventas. Se
convirtió en un codiciado símbolo de estatus para adinerados de todo el continente.
La república encargó a Blaeu un ejemplar especial que se regaló al sultán
otomano, quien quedó tan impresionado que lo hizo traducir al turco.
Joan Blaeu no disfrutaría por
mucho tiempo de este éxito, pues en 1672 un incendio arruinaría completamente los
edificios de su negocio, destruyendo las imprentas y consumiendo las placas de
bronce con grabados de mapas que eran uno de sus principales capitales. Blaeu
moriría un año más tarde. Si bien
sus hijos continuarían por algún tiempo con el negocio, no lograron recuperarse
de las pérdidas.
A pesar de la desaparición de la
firma editora, el Atlas Maior permanecería como un gran hito en la historia del
libro: El primer atlas que aspiraba una descripción completa del mundo y con un
nivel de calidad y de detalle nunca antes vista. Todavía hoy es considerado como uno de los mejores atlas jamás publicados y sigue fascinando a
los coleccionistas.
En esta página pueden verse los tomos de la ediciónholandesa y descargarse como pdf.
Bibliografía
Jerry Brotton,
Historia Del Mundo En 12 Mapas![](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_vEL-3r1ZzvEg8yjavTZsgsEYIavEPC6SkZKz57DMSeYF1lAfR1_FSOKVeCojjr7aCxnfszrb91UHbt-AoKFuWcapSRpbJinBoClFGxbgyyoXVbSEvN63Fm0_Xyn6Zc37f5jRkn9oQpOX2iI8T04pCu=s0-d)
, Madrid, Debate, 2014.
Johannes
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Fontaine Verwey, « Willem
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