lunes, 2 de junio de 2008

Homo homini lupus




El hombre es un lobo para el hombre


Esta famosa frase latina tiene su origen en una comedia de Plauto (250-184 a.C.). Allí un personaje afirma:


Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit


Lobo es el hombre para el hombre, no hombre, cuando no sabe quién es el otro.


Erasmo incluyó esta frase en su colección de Adagios pero su celebridad moderna se debe al filósofo británico Thomas Hobbes (1588-1679). El mismo es conocido hoy por sus desarrollos en el ámbito de la teoría política (especialmente, por su obra Leviathan -cuya portada reproducimos), pero fue, además, un eminente filólogo y estudioso de la Antigüedad Clásica, como lo prueba su –todavía hoy frecuentemente reeditada- traducción inglesa de Tucídides.


Habiendo experimentado las crueldades y atrocidades de la Guerra Civil Inglesa, uno de los objetivos centrales de Hobbes era el descubrimiento de principios racionales firmes sobre los que pudiera basarse un régimen estable. El estado de naturaleza (es decir, la ausencia de gobierno) era considerado por Hobbes como sinónimo de un estado de guerra permanente de todos contra todos, en el que los logros de la vida civilizada serían imposibles. Sólo un gobierno con poderes concentrados podría, en su concepción, evitar la caída en ese conflicto permanente. La frase latina homo homini lupus ilustra con singular fuerza esta idea. Los hombres son bestias preparadas a caer unos sobre otros si una fuerza mayor no impone restricciones a sus brutales instintos.

Esta visión pesimista de la naturaleza humana ha sido criticada desde todas las posiciones imaginables, quizás con razón. La historia, sin embargo, se empecina en demostrar que el hombre es el mayor predador de sus semejantes.

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