La tesis tradicional del excepcionalismo islámico
La tesis tradicional, que podría
denominarse del excepcionalismo islámico, considera al Islam como una creación
completamente original, con escasa conexión con las tradiciones culturales del
mundo antiguo y surgida de una región periférica al mundo mediterráneo, la
península arábiga, que tenía pocos contactos con aquel. Para los partidarios de
esta visión, el Islam se formó en Arabia, fuera del mundo de la Antigüedad
tardía y sólo entró en este cuando ya se encontraba bien desarrollado, por lo
que fue sólo ligeramente influido por el mismo.
El problema de esta tesis
tradicional es que deja de lado la amplia evidencia que demuestra que Arabia para
la época de Mahoma era -desde hacía mucho tiempo- una parte del mundo de la Antigüedad
tardía. Arabia había atraído la atención de los imperios desde que la
domesticación del camello hizo transitable su inhóspito territorio, permitiendo
obtener de ella productos y, sobre todo, hábiles guerreros.
La tesis continuista
La tesis tradicional ha sido
desafiada en las últimas décadas por el enfoque continuista desarrollado en los
estudios de la Antigüedad Tardía. Esta perspectiva revisionista destaca los
fuertes punto de continuidad entre el Islam temprano y las tradiciones
monoteístas imperialistas de Bizancio y del Imperio Sasanida. De hecho, en su
énfasis en el monoteísmo, la piedad, las personas santas y en una visión
apocalíptica de la historia, el Islam temprano es un buen representante de las
tendencias religiosas imperantes en la Antigüedad tardía.
Por otra parte, la cultura y el pensamiento griegos siguieron plenamente vivos y vigentes por varios siglos en el mundo islámico, un hecho que es puesto de manifiesto claramente, entre otras evidencias, por el denominado movimiento de las traducciones de textos griegos al árabe organizado durante el esplendor del califato abasí.
Por otra parte, la cultura y el pensamiento griegos siguieron plenamente vivos y vigentes por varios siglos en el mundo islámico, un hecho que es puesto de manifiesto claramente, entre otras evidencias, por el denominado movimiento de las traducciones de textos griegos al árabe organizado durante el esplendor del califato abasí.
El enfoque que acentúa el origen
tardoantiguo del Islam está ganando terreno en la actualidad. Ha sido muy
popular entre los historiadores de la Antigüedad tardía, ya que amplía el alcance
de su campo para incluir una nueva región geográfica, un nuevo fenómeno
religioso, y un mayor espacio de tiempo.
Esta visión sobre el Islam fue adoptada ya, de hecho, por el arquitecto de los estudios de la Antigüedad tardía, Peter Brown, en su clásico libro de 1971, El mundo de la Antigüedad tardía. Esta nueva perspectiva considera al temprano califato islámico como el último gran imperio burocrático en la tradición del mundo antiguo, que en muchos de sus dominios generó incluso un esplendor y un nivel de desarrollo económico nunca antes visto.
Esta visión sobre el Islam fue adoptada ya, de hecho, por el arquitecto de los estudios de la Antigüedad tardía, Peter Brown, en su clásico libro de 1971, El mundo de la Antigüedad tardía. Esta nueva perspectiva considera al temprano califato islámico como el último gran imperio burocrático en la tradición del mundo antiguo, que en muchos de sus dominios generó incluso un esplendor y un nivel de desarrollo económico nunca antes visto.
Un número creciente de
historiadores del Islam apoyan ahora esta perspectiva, presentando el argumento
de que la aparición del Islam tiene que ser entendida en el contexto amplio del
Oriente Medio y ser visto como el resultado de un proceso de larga duración.
El gran problema para el estudio
del Islam temprano es la falta de fuentes contemporáneas que brinden
información sobre el proceso de conformación de esta comunidad religiosa. La
historia tradicional de la vida y actividad de Mahoma adquiere forma escrita en
un período posterior y la tradición es, sin duda, por lo menos, parcialmente
elaborada lo que plantea el difícil problema de distinguir lo que es una
creación posterior y los acontecimientos reales.
El Islam– ¿Nueva religión o movimiento reformista del monoteísmo tardoantiguo?
A partir de un riguroso análisis
del texto mismo del Corán y de los testimonios más tempranos sobre el islam, el
historiador Fred Donner ha propuesto la tesis de que Mahoma creo un movimiento
de creyentes que, dada la considerable difusión previa del monoteísmo en la
región puede ser caracterizado mejor como un movimiento de reforma antes que
como una nueva y distinta confesión religiosa. Como este movimiento no fue al
principio todavía una "religión" en el sentido de una confesión
clara, los miembros de las religiones monoteístas establecidas podían unirse a
ella sin tener necesariamente que renunciar a sus identidades como judíos o
cristianos.
De hecho, el texto del Corán no
hace referencia a “musulmanes” como una comunidad religiosa separada del resto,
sino que habla simplemente de “creyentes”.
La evidencia del Corán sugiere
que el movimiento de los primeros creyentes se centró en ideas bastante comunes
en el ambiente religioso del Oriente tardoantiguo: el monoteísmo, la
preparación para el día del Juicio, la fe en la profecía, y la observancia de
un comportamiento justo que debía incluir la oración, la expiación de los pecados,
el ayuno periódico, una actitud de caridad y humildad y, una intensa vivencia
de la piedad religiosa en todos los aspectos de la vida. Los primeros
seguidores de Mahoma se concibieron, sin duda, a sí mismos como los miembros de
una nueva comunidad de monoteístas rigurosos y justos, pero no hay evidencia
directa de que se consideraran como fundadores de una nueva confesión
religiosa. Hay indicios de que judíos y cristianos podían, si respetaban las
normas de piedad estipuladas por Mahoma, participar de la nueva comunidad, pues
se los considera semejantes a los miembros del nuevo grupo al ser ellos también
“gente del libro”. El movimiento de Mahoma se habría caracterizado así, por su
carácter ecuménico.
Las tesis de Donner no son
compartidas por otros especialistas, que señalan la contradicción entre la fe ecuménica
presentada por este autor y la increíblemente rápida expansión de la fe por la
fuerza de las armas. Para un historiador como Hugh Kennedy, por el contrario,
la expansión del Islam tenía sus raíces en la dinámica de la unificación de la
península arábiga lograda por Mahoma, donde la existencia de los beduinos dependía
de las incursiones tribales. Una vez que las tribus se encontraron unidas por
una fe común, esos ataques ya no estaban permitidos, por lo que esa violencia
se canaliza ahora hacia el exterior en una serie arrolladora de conquistas
externas. El móvil de la expansión fue entonces económico antes que religioso.
Para Patricia Crone, finalmente, la novedad del Islam fue la unión de la idea de una fe universal con la de un imperio universal. Los tres autores mencionados coinciden, sin embargo, en que las conquistas precedieron las conversiones en masa, y que fue sólo hacia el final del siglo IX que los musulmanes constituyeron una mayoría de la población en los territorios conquistados.
Para Patricia Crone, finalmente, la novedad del Islam fue la unión de la idea de una fe universal con la de un imperio universal. Los tres autores mencionados coinciden, sin embargo, en que las conquistas precedieron las conversiones en masa, y que fue sólo hacia el final del siglo IX que los musulmanes constituyeron una mayoría de la población en los territorios conquistados.